martes, 1 de octubre de 2013

Cómo acompañar a una persona con Alzheimer durante un Delirio.



La enfermedad de Alzheimer,  a medida que avanza,  puede presentar alteraciones de conducta como delirios y/o alucinaciones. En las alucinaciones la persona oye, ve, huele, percibe o saborea algo irreal. Los delirios son creencias falsas que la persona siente y piensa que son ciertas. 

La persona con Alzheimer puede sentir, de pronto, que alguien le está robando o que le ataca, que le persiguen, o incluso que su familiar más cercano es alguien que le va a hacer daño, y ellos lo viven como real. Ante este hecho el familiar no sabe qué hacer, la desesperación y la tristeza le invaden al comprobar que su ser querido no sólo no le reconoce,  sino que además puede sentir que es un “impostor”.

Como es natural la tendencia desmoralizada del familiar es intentar llevarle a su realidad, haciéndole ver o convenciéndole que lo que él siente no está ocurriendo en realidad, ya que la preocupación del familiar es que su ser querido está empeorando y quiere llevarle a su realidad en un intento desesperado de recuperarle. Estos intentos suelen ser infructuosos,  pues la persona con Alzheimer tiene alterada su capacidad de juicio y razonamiento. Ante esta reacción el enfermo se pone más ansioso pues él lo está viviendo realmente y siente que nadie le ayuda, se siente desprotegido pues un delirio para ellos es tan real como para nosotros nuestra realidad. 

¿Te has preguntado alguna vez cómo te sentirías si experimentases que alguien entra en tú casa para robarte, tú lo estás viendo y tu entorno familiar no hace nada y te dice que eso no está ocurriendo? Cuanto menos sentirías miedo, ansiedad y desconfianza, ¿verdad? Y probablemente reaccionarías con agresividad y defensa.
El objetivo terapéutico principal en este momento es reducir la ansiedad que nuestro ser querido está viviendo,  y para eso nosotros debemos aprender a gestionar nuestras emociones, para poder sostener, guiar y proteger a la persona con demencia.

Es adecuado,  por tanto,  “unirse” a él/ella, (si tiene el delirio contigo es mejor intervenga otra persona si es posible) vivirlo con él, escucharle, dar un pequeño espacio a su emoción y a continuación hacer prácticamente lo que haríamos si estuviera ocurriendo realmente, pero sin ansiedad ya que sabemos que no es real y lo que buscamos es la tranquilidad de nuestro familiar. Por ello daremos primero un espacio para esas emociones que está viviendo, le escucharemos y después le daremos la protección necesaria, llevando a cabo acciones como por ejemplo revisar la casa o cualquier otra acción de protección y empatía relacionada con su delirio. 

No debemos olvidar que lo que buscamos es transmitirle que,  sea lo que sea que esté viviendo, tenemos recursos para afrontar la situación y sobre todo que están a salvo, por tanto ante esta situación no debemos preocuparnos por si le estamos “mintiendo”. Poco a poco iremos derivando la situación hacia la normalidad, cambiándole la atención hacia otro tema en cuanto sea posible, por ejemplo cantándole una canción que reconozca y le guste o utilizando el sentido del humor.