miércoles, 10 de agosto de 2011

Sobre la demencia…


Sobre la demencia…
Algunos médicos e investigadores dividen los tipos de demencia en categorías extensas – las demencias corticales y las demencias sub-corticales – dependiendo de qué parte del cerebro se vea afectado.

Las demencias corticales surgen debido a una enfermedad que afecte a la corteza cerebral, las capas más exteriores del cerebro que juegan un importante papel en los procesos cognitivos como por ejemplo la memoria y el lenguaje. La enfermedad de Alzheimer es una forma de demencia cortical.

La persona que tiene demencia cortical pierde progresivamente sus funciones cognitivas superiores, debido a daños o desórdenes cerebrales más allá de los atribuibles al envejecimiento normal.

Los déficits cognitivos, en este caso,  pueden afectar a cualquiera de las funciones cerebrales: particularmente  las áreas de la memoria, orientación, lenguaje, atención, juicio, habilidades visuoconstructivas, praxias y las funciones ejecutivas como la resolución de problemas.
Característicamente, esta alteración cognitiva provoca dependencia para la realización de las actividades de la vida diaria,  dificultad relacional y desórdenes emocionales.

Y podemos decir que,  generalmente, la persona va perdiendo sus funciones cognitivas superiores de manera inversa a como se han adquirido (Teoría de la retrogénesis). 

Las personas con demencia también pueden presentar alteraciones de conducta, o cambios de personalidad leves, que después se pueden hacer más evidentes con cuadros de delirios o alucinaciones.

De este declive de funciones se deriva que existe una dificultad de comunicación “consciente” por la pérdida de funciones cognitivas y limitaciones sensoriales mencionadas, y esto puede agrandar los vacios relacionales ya creados por la enfermedad. 

Es importante estimular las áreas cognitivas, sensoriales, emocionales y relacionales. Y es fundamental hacerlo focalizadamente, sobre las capacidades que se conservan, no de manera aleatoria. Para ello se llevan a cabo programas de estimulación cognitiva específicos, dependiendo de la fase en la que se encuentre la persona, que ayudarán a ralentizar el progreso de la enfermedad y a mejorar en calidad de vida, de la persona afectada y su entorno familiar más cercano.