Un espacio creado para apoyar a los familiares y cuidadores de personas con Alzheimer y otras demencias.
lunes, 4 de noviembre de 2013
viernes, 1 de noviembre de 2013
martes, 1 de octubre de 2013
Cómo acompañar a una persona con Alzheimer durante un Delirio.
La enfermedad de Alzheimer, a medida que avanza, puede presentar alteraciones de conducta como delirios y/o alucinaciones. En las alucinaciones la persona oye, ve, huele,
percibe o saborea algo irreal. Los delirios son creencias falsas que la persona
siente y piensa que son ciertas.
La persona con Alzheimer puede sentir, de pronto, que
alguien le está robando o que le ataca, que le persiguen, o incluso que su
familiar más cercano es alguien que le va a hacer daño, y ellos lo viven como
real. Ante este hecho el familiar no sabe qué hacer, la desesperación y la
tristeza le invaden al comprobar que su ser querido no sólo no le reconoce, sino que además puede sentir que es un “impostor”.
Como es natural la tendencia desmoralizada del
familiar es intentar llevarle a su realidad, haciéndole ver o convenciéndole
que lo que él siente no está ocurriendo en realidad, ya que la preocupación del
familiar es que su ser querido está empeorando y quiere llevarle a su realidad
en un intento desesperado de recuperarle. Estos intentos suelen ser
infructuosos, pues la persona con
Alzheimer tiene alterada su capacidad de
juicio y razonamiento. Ante esta reacción el enfermo se pone más ansioso
pues él lo está viviendo realmente y
siente que nadie le ayuda, se siente desprotegido pues un delirio para ellos es
tan real como para nosotros nuestra realidad.
¿Te has preguntado alguna vez cómo te sentirías si
experimentases que alguien entra en tú casa para robarte, tú lo estás viendo y
tu entorno familiar no hace nada y te dice que eso no está ocurriendo? Cuanto
menos sentirías miedo, ansiedad y desconfianza, ¿verdad? Y probablemente
reaccionarías con agresividad y defensa.
El objetivo terapéutico
principal en este momento es reducir la ansiedad que nuestro ser
querido está viviendo, y para eso
nosotros debemos aprender a gestionar
nuestras emociones, para poder sostener,
guiar y proteger a la persona con demencia.
Es adecuado, por tanto, “unirse”
a él/ella, (si tiene el delirio contigo es mejor intervenga otra persona si
es posible) vivirlo con él, escucharle, dar un pequeño espacio a su emoción y a
continuación hacer prácticamente lo que haríamos si estuviera ocurriendo
realmente, pero sin ansiedad ya que sabemos que no es real y lo que buscamos es
la tranquilidad de nuestro familiar. Por ello daremos primero un espacio para
esas emociones que está viviendo, le escucharemos y después le daremos la protección
necesaria, llevando a cabo acciones como por ejemplo revisar la casa o cualquier otra acción de protección y empatía relacionada con su delirio.
No
debemos olvidar que lo que buscamos es transmitirle que, sea lo que sea que esté viviendo, tenemos
recursos para afrontar la situación y sobre todo que están a salvo, por tanto
ante esta situación no debemos preocuparnos por si le estamos “mintiendo”. Poco
a poco iremos derivando la situación hacia la normalidad, cambiándole la
atención hacia otro tema en cuanto sea posible, por ejemplo cantándole una canción
que reconozca y le guste o utilizando el sentido del humor.
miércoles, 3 de julio de 2013
Comunicación afectiva y Comunicación No Verbal
Desde mi punto de vista uno de los focos principales del sufrimiento del
familiar y de la persona con demencia se debe a la ruptura relacional que se
produce, como consecuencia de las
limitaciones de la enfermedad neurodegenerativa. Esa ruptura relacional está
sustentada por un Deterioro Cognitivo Grave que impide la comunicación y por
tanto la interrelación. Es necesario fomentar la comunicación afectiva, ayudar
al familiar a desarrollar sentidos ricos, abiertos y flexibles, ya que
los ojos, las orejas, que ven y
escuchan más allá, pasan de ser sentidos
a ser herramientas psíquicas.
Cuando hablo de Comunicación afectiva, me refiero a
toda gama de expresiones basadas en sentimientos y emociones, que responden a la necesidad de una persona
de comunicarse y de recibir contacto. En este caso estaría enmarcada dentro del
campo de la Comunicación No Verbal (C.N.V.) y se hace imprescindible cuando la
persona con la que queremos comunicarnos presenta Demencia Avanzada.
La C.N.V. a menudo requiere de una observación atenta,
minuciosa y especializada para su percepción. Es importante tener en cuenta el
contacto visual, el tono con el que hablamos, la expresión corporal y la proximidad
física así como la diversidad de las personas, por lo tanto debemos estar
atentos a las manifestaciones de nuestro familiar, su personalidad, condición física o estado
anímico, en el momento de la
psicoestimulación, para ajustar nuestros ritmos de comunicación.
La comunicación afectiva es un factor potenciador en
la estimulación de la persona con demencia, mejora la autoestima, proporciona
sentimiento de identidad, favorece la empatía. Por lo tanto, comunicarnos con afecto, armonía, respeto,
paciencia, atención consciente en el presente, caricia, responsabilidad y amor son valores que sin duda enriquecen la
comunicación, especialmente cuando la persona vive una desconexión de su
entorno.
martes, 4 de junio de 2013
TERAPIAS NO FARMACOLÓGICAS II
Basándonos en la evaluación inicial y dependiendo
del rendimiento cognitivo de la persona se deberán establecer unos programas de
estimulación cognitiva u otros.
TERAPIA COGNITIVA Y ENTRENAMIENTO DE LA MEMORIA
Este tipo de terapia está indicada para personas que
no presentan deterioro cognitivo o éste es leve. El objetivo es mantener
activas las funciones cognitivas (atención, memoria, lenguaje, razonamiento,
cálculo, funciones ejecutivas). Sería como una gimnasia cerebral, y deben
hacerse ejercicios sistemáticos y programados entrenando cada día una función
cognitiva.
PSICOESTIMULACIÓN.
Los programas de psicoestimulación están indicados
para personas que presentan un deterioro cognitivo moderado-grave. y pretenden
mantener las funciones cognitivas preservadas y ralentizar el deterioro. Además
de trabajar con funciones cognitivas adecuadas a su rendimiento también trabajamos poniendo énfasis en los sentidos y en la comunicación no
verbal y afectiva. Debe hacerse un diseño del programa dependiendo de la
situación cognitiva y emocional de la persona que va a recibir la estimulación.
La
Psicoestimulación, si bien, no impide el curso
inevitable de la enfermedad, sí permite conseguir que el ritmo al que
avanza la enfermedad sea más lento, contribuyendo a aumentar la calidad de vida
del residente, sus familiares y cuidadores formales.
miércoles, 15 de mayo de 2013
TERAPIAS NO FARMACOLÓGICAS (TNFs) EN LAS DEMENCIAS I.
Ha
sido ampliamente demostrada la eficacia de las TNFs en la mejora de la calidad
de vida de las personas con demencia. Siguiendo a Olazarán et al. (2010)“Las TNFs se consolidan como una
herramienta útil, versátil y potencialmente coste-efectiva para mejorar las
manifestaciones clínicas y la CdV tanto de la Persona con Demencia como del
cuidador”.
Entre
los objetivos de las TNFs se encuentran: la mejora y/o mantenimiento de la
cognición, atender las capacidades funcionales, físicas, sensoriales y motoras, así como afectivas y emocionales.
Es importante que la persona con demencia reciba la estimulación adecuada basada en una evaluación previa, de manera que estimulemos de manera focalizada y evitemos la frustración y el efecto fatiga. Para ello nos basaremos en disciplinas como la psicología, fisioterapia y la terapia ocupacional, las cuales trabajan de
forma interdisciplinar.
El psicólogo experto en demencias o bien el neuropsicólogo, evaluarán cognitiva y emocionalmente a la
persona con demencia, para después
planificar estrategias de actuación en función de unas necesidades detectadas y
objetivos marcados. Dicha evaluación consta de pruebas que miden el estado
cognitivo, estado de ánimo y trastornos
de conducta y a partir de aquí programará un plan de acción personalizado para la persona con demencia.
Entre
las escalas de graduación del deterioro cognitivo contamos con la Escala GDS (Global Dementia Staging) de Reisberg.
Presenta 7 estadios según el grado de deterioro: GDS 1 ausencia de
déficit cognitivo; GDS 2 deterioro cognitivo muy leve; GDS 3 deterioro cognitivo
leve; 4 deterioro cognitivo moderado; 5 deterioro cognitivo moderado-grave; 6 deterioro cognitivo grave; GDS 7 deterioro
cognitivo muy grave.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)