sábado, 18 de febrero de 2012

Disminución de Alteraciones de Conducta con Mandalas

La expresión de emociones, y máxime cuanto más avanzado es el deterioro cognitivo, se convierte en una tarea difícil de resolver, tanto para la persona con demencia, como para el psicólogo y el familiar. Parto de la premisa de que este factor, podría estar influyendo en la mayor incidencia de los trastornos de conducta asociados a la enfermedad. Por este motivo, es necesaria una herramienta de expresión, y máxime, cuando la persona tiene afectadas sus funciones cognitivas, como la expresión y comprensión del lenguaje, entre otras.

Es conocido el uso de figuras arquetípicas (mandalas) que Jung, conocido psiquiatra y psicoterapeuta de principios del siglo XX, utilizó como herramienta terapéutica. El uso de dichas figuras se ha extendido en centros de mayores y centros de educación infantil, aportando validez para la relajación del individuo, al expresar, a través del color, sus emociones. Correspondería a un trabajo con el inconsciente de la persona.

Características principales:

• Es una palabra en idioma hindú que quiere decir círculo de energía.

• Su utilización se remonta a tiempos antiguos.

• Fomentan la concentración, activación de la energía positiva, meditación profunda, para elevar el nivel de consciencia, expander la capacidad de la mente y la memoria.

• Favorece la atención.

• Al meditarlo produce efectos sobre la conciencia

• Ayuda a liberar tensiones y expresar emociones a través del color.

Observaciones y recomendaciones:

• Cuanto más avanzado es el deterioro de la persona, se recomienda utilizar mandalas con figuras sencillas.

• Proporcionar múltiples colores.

• Acondicionar el espacio libre de estímulos distractores y favorecer un ambiente tranquilo, a ser posible con música relajante de fondo, música clásica (Mozart, Beethoven…), sonidos de naturaleza, etc.

• Intentar establecer la misma hora diaria para la actividad de los mandalas. Es importante que sigan rutinas específicas, ya que lo novedoso genera más ansiedad, debido a la dificultad de registro de nueva información que presentan las personas con demencia.

• Si es posible, podemos sentarnos a su lado a dar color a nuestro mandala. Todos somos susceptibles de la relajación que proporcionan.



Mi experiencia profesional.

Tras 10 años de intervención como psicóloga en centros de personas mayores, he podido comprobar que, la persona que dibuja mandalas se siente más relajada y presenta menos trastornos de conducta, siempre y cuando sus necesidades básicas (alimentación, higiene, cuidados médicos, etc.) estén cubiertas.

En cuanto a las personas con una demencia, la dificultad de comunicación que presentan, por su patología de base, favorece la agitación y la ansiedad; el colorear mandalas les permite elaborar esa energía perturbadora, estabilizándole, permitiéndole expresar, a través del color, cómo se siente, y dejando que esa emoción salga al exterior, para elaborarla, sin necesidad de hablar.

Sabemos que en el entorno de la persona con Alzheimer es frecuente vivir experiencias de desesperación, agotamiento, ansiedad, depresión, etc., sobre todo los cuidadores principales. El cuidador también puede elaborar estas emociones sentándose a dibujar a su lado, siempre y cuando su tiempo se lo permita.

Hoy en día no existe la “fórmula mágica” que evite estas situaciones, pero pienso que toda aportación en este sentido ayuda a minimizar el dolor causado por la pérdida progresiva de nuestro ser querido. Desde el hogardelcuidador quiero aportar los conocimientos adquiridos por la experiencia y el contacto con personas con Alzheimer, en definitiva, lo que ellos me han enseñado.

Se pueden encontrar libros de mandalas para colorear en librerías, os dejo un par de referencias bibliográficas con las que podeis trabajar:

El libro de los mandalas del mundo, Shia Green, ed. Océano ambar

Energía y fuerza a través de los mandalas, Marion y Werner Küstenmacher, ediciones Obelisco.