miércoles, 7 de marzo de 2012

LA DIFÍCIL DECISIÓN: CUIDAR EN CASA Ó ELEGIR UNA RESIDENCIA

Todos deseamos vivir el mayor tiempo posible en nuestra casa... Son cada vez más las iniciativas para fomentar una vida activa y sana en las personas de edad. La prevención de la demencia también es un reto para los profesionales ya que la prevalencia aumenta con la esperanza de vida.

Los cuidadores de personas dependientes a menudo intentan mantenerlos en casa el mayor tiempo posible, cubriendo sus necesidades bio-psico-sociales de manera eficaz.  Hoy en día existen múltiples servicios de atención terapéutica domiciliaria a personas dependientes o con demencia, cuya intervención ralentiza el deterioro y retrasa el ingreso residencial.  No obstante,  en ocasiones la persona con demencia, presenta síntomas graves asociados a la enfermedad, tales como: desorientación, pérdida de memoria, trastornos de conducta, desinhibición, ansiedad, labilidad emocional, agresividad física y/o verbal etc., lo cual a menudo incrementa la sobrecarga del cuidador, y la dificultad de mantenerlo en su propio hogar.

Se hace necesario un análisis objetivo de la situación. Es recomendable no sobrecargar en exceso a una persona concreta, y repartir apoyos y responsabilidades entre los integrantes de la familia.  En este sentido debemos tener en cuenta, que  lo recomendable para una persona con demencia es, tener un lugar de referencia, un hogar, y no cambiar su lugar de domicilio cada cierto tiempo, por los incovenientes que este hecho supone para su evolución. Por lo tanto es bueno trabajar el nivel de comunicación de la familia,  con el objetivo de que sea fluida, eficaz, y que aúne los esfuerzos. No obstante,  aunque se intente llegar a acuerdos de visitas o cuidados en un único hogar, a menudo una gran parte de la responsabilidad recae en un sólo cuidador, por el hecho de convivir diariamente con la persona con demencia. Este cuidador suele presentar síntomatología asociada al cuidado: ansiedad, depresión, estres, irritabilidad, alteraciones del sueño, cansancio físico y/o emocional, etc....

En esta situación se plantea la dífícil decisión ¿puedo seguir cuidando de mi padre/madre en casa?. Emociones como la tristeza, la rabia, la culpa, el miedo, aparecen en este instante, haciendo muy complicada la toma de decisión.

Debemos valorar nuestro esfuerzo por cuidar de nuestro ser querido el tiempo permitido, y aceptar si podemos o no seguir haciéndolo.  .